Miss Lyon by Noah Evans

Miss Lyon by Noah Evans

autor:Noah Evans [Evans, Noah]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2023-03-31T00:00:00+00:00


17

No había dormido, y a aquellas horas solo había comido un sándwich seco de la máquina del pasillo. En cuanto entregase el trabajo iba a darse una ducha y a devorar todo lo que hubiese en el restaurante cafetería del lago. Llegó a un punto de cansancio en el que lo que menos le preocupaba era la valoración del profesor de escultura. Solo quería terminar, quitarse la mierda de encima, comer y dormir.

Era curioso cómo después de tantas horas puliendo, no había sido capaz de mirar ni una sola vez la figura al completo, solo la recorría buscando posibles defectos y subsanándolos. La había repasado decenas de veces y Min, palpando, muchas más. No había ni un solo desnivel, ni partes bastas ni burbujas ni picaduras ni absolutamente nada.

Pesa como su puta madre.

El sudor le caía por la espalda. No sabía quién había quitado los carritos de en medio y la habían tenido que trasladar en peso.

—Como pille al iluminado que se ha llevado los carros se va a acordar de mí durante todo el seminario —protestó mientras la sacaban del ascensor.

Era la última obra en llegar y alguien supuso que ya no había alumnos en la planta de trabajo, así que los maravillosos carros habían desaparecido.

Michelle miró el reloj enorme del vestíbulo.

—Y faltan tres minutos, somos unos cracks. —Su compañero no hablaba a causa del cansancio, el esfuerzo y el cague que tenía encima.

Dejaron la figura en el suelo a un par de metros de la puerta de la sala de exposiciones. Era una suerte ser el número quince y que hubiesen podido decidir si ser los primeros o los últimos.

Miró a Min-Joon.

—Vaya pinta que tenéis —oyó la voz de Lisa y su compañero sonrió.

Lisa, Brigitte y Paul eran el único grupo que Orwell había permitido de tres por propias matemáticas, sobraba un alumno. Y los envidiaba, entre tres no habrían tenido que pegarse la paliza inhumana que llevaban ellos dos.

—Horrible, ¿verdad? —respondió Michelle mirándose los pantalones y el jersey.

—Eres Frozen ahora mismo. —Lisa le apartó un mechón de la cara, luego hizo una mueca—. Pero te queda bien.

—Seguro que sí —le dijo a su compañera con ironía.

Lisa miró a Joon.

—Plantéate unas mechas blancas, no están nada mal —rio.

Min-Joon estaba inclinado y se apoyaba con las manos en las rodillas, jadeando.

—Vaya lote de currar que lleváis. —Paul se acuclilló para ver el goblin al completo desde el suelo—. Qué flipada de figura. En serio, felicidades.

—Yo no quiero ni mirarla. —Joon ni siquiera levantó la cabeza.

Brigitte se inclinó hacia Joon y se apartó el pelo para no rozarlo con la ropa llena de polvo de piedra de su compañero.

—Pues puedes mirarlo sin miedo. Está impresionante —le dijo.

Michelle los miró a los tres, al fin recuperaba el aliento. Pero sentía el cuerpo pesado y un cierto mareo. El esfuerzo físico de llevar la escultura en peso después de no haber dormido había sido la puntilla.

—¿Y a vosotros? ¿Cómo os ha ido? —preguntó mirando hacia la puerta de la sala de entrega.

—Bueno, creo que al menos mejor que la otra vez —respondió Paul—.



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